La prensa francesa vivió un fin de semana de estupor e indignación después de conocerse el brutal interrogatorio al que fue sometido por la Policía gala Vitorrio de Filippis, ex director del rotativo Libération, tras detenerle en su casa parisina.
Filipis fue arrestado y esposado en su domicilio a las 6.40 horas de la mañana del sábado, en presencia de sus hijos, y fue llevado a declarar ante el Tribunal de Gran Instancia de París, con motivo de una denuncia por difamación presentada por el director de la empresa proveedora de Internet Free, Xavier Niel.
El sindicato de periodistas francés SNJ-CGT hizo un llamamiento a reunirse este mediodía para denunciar "el simulacro de debate sobre los estados generales de la prensa" (en referencia a la iniciativa del presidente de la República, Nicolas Sarkozy, para rescatar a los medios de la crisis) y frenar "los atentados contra la libertad de prensa".
El sindicato recordó que el ex director de la publicación del periódico fue arrestado en su domicilio "por una banal demanda por difamación" y señaló que "este siniestro asunto es sintomático de los ataques del poder afín a Sarkozy contra los periodistas que se le oponen".
Reporteros Sin Fronteras denunció que "jamás se ha visto en Francia tratar a un periodista como un criminal" y que "utilizar registros corporales no sólo es escandaloso sino también indigno de la justicia francesa".
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